Discurso de la Dra. Altagracia López Ferreiras en la Septuagésima Quinta Graduación Ordinaria | UAPA

Discurso de la Dra. Altagracia López Ferreiras en la Septuagésima Quinta Graduación Ordinaria

Publicado: noviembre 7, 2025

Altagracia Lopez

Permítanme iniciar estas palabras expresando mi respeto y gratitud a las honorables autoridades académicas presentes en este acto, en especial a la presidenta de la Junta de Directores, Dra. Mirian Acosta; a la rectora, Mtra. Alejandra Hernández; así como a los distinguidos miembros del Consejo Académico. Extiendo también mis saludos a los facilitadores, a los invitados especiales, familiares, amigos y, de manera muy especial, a cada graduando y graduanda. Buenos días a todos y todas.

Representa para mí una distinción tener la oportunidad de dirigir unas palabras en este acto en que la Universidad Abierta para Adultos (UAPA) entrega a la sociedad mil ciento setenta (1,170) profesionales que cursaron diferentes carreras y posgrados. Este es un día de celebración, y lo digo con la certeza que brota de la experiencia al recordar los momentos en que he alcanzado un grado académico y, como ustedes, he estado impaciente por recibir las credenciales correspondientes. Me uno al regocijo de cada graduando y graduanda, de sus familiares, así como de cada persona de la UAPA que contribuyó para que ustedes alcanzaran esta meta. Este acto nos habla de constancia, esfuerzo, perseverancia y dedicación de cada uno y una de ustedes, al tiempo que da cuenta de la facilitación y acompañamiento por parte de la UAPA.

Graduandos y graduandas, si bien es cierto que para alcanzar esta meta ustedes pusieron su dedicación y talento, no deben olvidar que durante el trayecto de formación encontraron manos y corazones solidarios que caminaron junto a ustedes, unos propiciando aprendizajes, otros gestionando procesos académicos o administrativos, otros dando aliento emocional o supliendo recursos de naturaleza diversa. Es por ello que, junto a la alegría y la celebración, hoy debe hacerse presente la gratitud. Les invito a que, antes de que finalice este día, den gracias a Dios por la existencia, por la bendición de estar aquí y ahora; también expresen gratitud a sus padres, familiares, amigos y compañeros de estudios por su compañía. No olviden agradecer al facilitador o la facilitadora que se recordará siempre, y a todo el que fue faro iluminando el camino.

Así, en clave de agradecimiento y en este ambiente en el que florece la esperanza, recibo con humildad y gratitud la decisión del Consejo Académico de esta universidad de otorgarme, en este acto de investidura, el grado de Doctora Honoris Causa; distinción que me compromete a continuar aportando a la calidad y a la pertinencia de la educación superior dominicana. Como tenarense que soy, me alegra recibir esta distinción en Santiago, la ciudad donde inicié mi formación como maestra, y además recibirla de la Universidad Abierta para Adultos, una institución comprometida desde su fundación en ofrecer educación superior a distancia de calidad. Muchas gracias, autoridades de la UAPA, por su valoración positiva de mi labor académica y por la estima que me han mostrado siempre.

La ocasión es propicia para enfatizar que este acto de investidura cierra una etapa importante de la formación profesional de cada graduando y graduanda, que a su vez abre paso a nuevas necesidades de formación y actualización, porque la educación es un proceso integral y continuo a lo largo de la vida; nunca terminamos de aprender.

En septiembre pasado, la prensa internacional y las redes sociales se hicieron eco de una afirmación de Demis Hassabis, director ejecutivo de Google DeepMind y Premio Nobel de Química en el 2024, quien planteó que un factor clave para el desarrollo profesional de las personas y mostrar competencias significativas en el ámbito laboral es “aprender a aprender” y desarrollar meta-habilidades, entre las cuales se incluyen capacidades como la creatividad, el análisis crítico y la comunicación efectiva; competencias estas que facilitan adaptarse de forma continua a nuevos contextos, es decir, que posibilitan seguirle el ritmo a los constantes cambios. Los planteamientos del Dr. Hassabis nos remiten, en cierta forma, a los cuatro pilares de la educación propuestos en 1996 por Jacques Delors en el informe para la UNESCO La educación encierra un tesoro. Pilares que aún tienen vigencia en el contexto actual. El primer pilar es aprender a conocer, lo que conlleva saber para comprender el mundo y el aprendizaje a lo largo de la vida. El segundo pilar es aprender a hacer, que demanda aplicar los conocimientos en la práctica y adaptarse a situaciones nuevas. El tercero es aprender a vivir juntos, a cooperar con otros y resolver conflictos. Y, finalmente, el cuarto pilar es aprender a ser, es decir, a desarrollar la propia personalidad y el pensamiento crítico. Estos pilares también buscan preparar a las personas para los desafíos del siglo XXI, promoviendo una educación integral y orientada al desarrollo humano.

En síntesis, deseo enfatizar ante esta selecta audiencia que el avance vertiginoso del conocimiento, unido a la transformación digital, está impulsando cambios significativos en los diferentes ámbitos de la sociedad, y de ahí la importancia de mejorar nuestra capacidad de aprendizaje, cuestionando y conectando ideas y diferentes disciplinas. En este contexto de incertidumbre, lo cierto es que la tecnología tiene un poder transformador en muchos aspectos de la vida humana, desde la comunicación hasta la salud y la educación. Por ejemplo, somos testigos y beneficiarios de las transformaciones que la inteligencia artificial generativa ha propiciado en el sector de la salud, ofreciendo soluciones innovadoras que mejoran la precisión diagnóstica, personalizan tratamientos, optimizan la gestión hospitalaria y fomentan la investigación. El sector educativo no escapa de la necesidad de este proceso transformador, a partir de los avances de la inteligencia artificial generativa.

De manera que el desarrollo y la utilización de la inteligencia artificial generativa es parte del debate actual en diferentes espacios, mostrando posturas diversas acerca de sus puntos luminosos, sus sombras e interrogantes. Además, es de fácil acceso y su uso está presente en adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores. El escenario de la UAPA, universidad cuya esencia misional es la educación superior a distancia, a través de un modelo educativo innovador, me motiva a compartir de forma breve algunas ideas y reflexiones sobre la incorporación, de manera institucional, de la inteligencia artificial generativa en el ámbito de la educación superior. Para iniciar mis planteamientos, les comparto una anécdota que puede ser oportuna en relación con lo que espero significar de este tema.

El mito del rey Midas cuenta que este monarca pidió al dios Dionisio el deseo de que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Terminó siendo inmensamente rico, pero se quedó sin comida, sin bebida, sin familia. Todo se convirtió en oro. En el caso del rey Midas, la riqueza fue la causa de su perdición, por su codicia desmedida o por la falta de prudencia. Si en las instituciones de educación superior no incorporamos el uso de la inteligencia artificial generativa con ética y rigor académico, podría pasarnos algo comparable con lo que le pasó al rey Midas, en nuestro caso con el conocimiento. La invitación es a innovar con la inteligencia artificial generativa en el marco de lo que somos y siempre deberíamos aspirar a ser: una comunidad cuya esencia es acrecentar, gestionar y divulgar el conocimiento en un marco de responsabilidad ética, compromiso social y respeto a la dignidad de las personas.

La ética en el desarrollo y uso de la inteligencia artificial generativa (IAG) tiene un impacto profundo en la sociedad, desde cuidar la privacidad de los datos hasta propiciar la equidad en el acceso y el desarrollo del pensamiento crítico. Pensemos por un momento: ¿cuántas veces hemos sido actores pasivos de acontecimientos que nos llegan por diferentes medios? o ¿cuántas veces hemos reenviado mensajes que atentan contra la dignidad de la persona sin validar la veracidad de la información? En este punto, permítanme enfatizar que favorezco el uso responsable de la inteligencia artificial generativa, siempre respetando los derechos y la dignidad de las personas.

En el caso particular de la educación superior, el uso de la inteligencia artificial generativa en el proceso formativo puede contribuir a la optimización del tiempo, a la creatividad, la personalización del aprendizaje, la optimización de los contenidos, el fomento del autoaprendizaje, el análisis de datos, el establecimiento de sistemas tutoriales, la evaluación y el seguimiento al desempeño estudiantil, por señalar algunas de las bondades de su uso. Estos aspectos positivos caminan de la mano de algunos riesgos que demandan una perspectiva ética, responsabilidad en el uso y recuperar el sentido de la formación universitaria. Entre los riesgos señalamos: la pérdida del pensamiento crítico, la dependencia, los problemas de autoría, de privacidad y autenticidad de la información, entre otros. Tal y como he planteado, estos riesgos demandan de las universidades tomar decisiones responsables, no solo para proteger a los usuarios, sino también para contribuir a un uso ético y justo de la inteligencia artificial generativa, mediante el diseño de protocolos de actuación, la conformación de espacios de deliberación ética con la participación de la comunidad institucional y la oferta de capacitación en el uso de la inteligencia artificial generativa para docentes, estudiantes y directivos. De igual manera, las instituciones de educación superior tienen el compromiso de contribuir a “dar forma y avanzar en las estrategias nacionales de inteligencia artificial al impulsar la innovación, el desarrollo de la fuerza laboral y la gobernanza ética”.

La UNESCO, al destacar la importancia de las tecnologías digitales, señala que estas “se han convertido en una necesidad social para garantizar la educación como un derecho humano básico, ya que permiten ampliar el acceso a oportunidades educativas y mejorar la calidad del aprendizaje”. El marco filosófico de la UAPA rescata, en el propósito fundamental de la institución, garantizar igualdad de oportunidades de estudios de nivel superior a todas las personas, a través de la educación a distancia, al tiempo que integra al quehacer institucional la vivencia de valores como calidad, equidad, innovación, solidaridad y honestidad; valores estos que están en la base del desarrollo sostenible, la justicia social y la paz. Graduandos y graduandas, en unos momentos ustedes recibirán el título que los acredita como egresados y egresadas de esta universidad, por lo que se espera que, en su desempeño personal, laboral y social, emulen estos principios y valores a fin de ser verdaderos embajadores de la UAPA.

Finalizo estas palabras reiterando mi agradecimiento al Consejo Académico de esta institución universitaria. Muchas gracias a todos y todas por la amabilidad de su atención.

Felicitaciones y éxitos, graduandos y graduandas.

ALtagracia lopez yla rectora Alejandra Hernandez